DISCIPLINA MENTAL

DISCIPLINA MENTAL

Lo más importante en el ejercicio de la disciplina mental es saber qué es lo que quieres que suceda y estar siempre consciente de ello.

Lo más importante en el ejercicio de la disciplina mental es saber qué es lo que quieres que suceda y estar siempre consciente de ello.

La dura realidad es que, si te olvidas de tus metas, tu mente subconsciente, es decir, la parte más profunda de tu mente, puede creer que en realidad no te preocupas por ellas, así que no las tomará en serio. Para ello, debes aclarar qué es lo que quieres que suceda. Describe lo que quieres lograr: esto podría ser lograr una meta específica, desarrollar un nuevo y beneficioso hábito, cambiar una tendencia que tienes actualmente, eliminar un mal comportamiento, etcétera. 

La claridad llega después de un largo proceso de reflexión, de hacer preguntas y de perfeccionar tu mentalidad. Conócete a ti mismo y sé consciente de quién eres, lo que consideras importante (tus valores), cuáles son tus fortalezas y debilidades, y lo que quieres lograr.

Alinea tus tareas con tus grandes metas y la dirección general de tu vida para que trabajar en ellas sea menos agotador. Alinear tus acciones con tus valores más profundos te permite acceder a más recursos internos. 

Piensa en tus planes a largo plazo a medida que avance el día. En la medida de lo posible, haz que cada acción contribuya a la realización de tus planes. Reduce el hacer cosas que no le sirven a tus metas: aunque parezcan inofensivas, te quitan tiempo que podrías estar usando para perseguir lo que en verdad te importa.

Sé serio sobre el logro de tus metas. Nuestras acciones a menudo están motivadas por nuestros sentimientos. Si tu cerebro detecta que no eres serio en algo, puede no generar motivación, especialmente si la tarea no es en primera instancia gratificante. Sé estricto. Determina tus tareas no negociables: las cosas que debes hacer, aunque no tengas ganas de hacerlas. Cuando tu mente invente excusas, dile que no y haz la tarea que planeaste.

Si no sabes por dónde empezar, se recomienda que declares una misión. Una declaración de misión debe ser específica y al mismo tiempo breve. Debe abordar eso que quieres hacer en la vida. Tener una te facilitará la decisión de hacer o no algo. Por ejemplo, digamos que la prioridad en la vida de una persona es enseñarle a otros cómo manejar sus finanzas para que puedan vivir una vida sin deudas, sin estrés adicional, y sin preocupación por el futuro. Al mismo tiempo, le gustaría ganarse la vida cómodamente y mantener un estilo de vida nómada. Para esa persona, su declaración de misión podría ser algo como esto: “Mi principal objetivo en la vida es ayudar a otros a tener más libertad financiera enseñándoles cómo manejar mejor su dinero y cómo vivir sin deudas, sin estrés relacionado con el dinero y, en general, con menos ansiedad sobre su futuro. Lo haré ofreciendo productos de información y proporcionando coaching que aporte valor a sus vidas y que al mismo tiempo ayude a mantener mi estilo de vida de viajero”. 

La autodisciplina implica elegir entre la gratificación a corto plazo y los objetivos a largo plazo. Para hacer esto más fácil, piensa en los pros y contras de cada uno de tus objetivos en conflicto. Ten cuidado con los “descuentos hiperbólicos”, es decir, la tendencia a creer que la gratificación a corto plazo es mejor que la de a largo porque se experimenta más rápido y de forma más inmediata. Esta tendencia está relacionada con pensar que tú y tu yo futuro son personas diferentes. Por supuesto, el tú del futuro es la misma persona que eres ahora. Las consecuencias de tus acciones, sean buenas o malas, las sentirás tú y nadie más. Piensa si te gustaría experimentar cosas malas más adelante por el bien de ser recompensado en este momento. Este es el caso sobre todo cuando los beneficios solo podrán ser percibidos al largo plazo.

El conflicto interno genera estrés, y esto hace que sea más difícil pensar, lo que significa que tendrás una capacidad reducida para ejercer tu fuerza de voluntad. Por ello, es mejor que aclares tus objetivos y valores, para que al momento de elegir la decisión te sea más fácil. El desarrollo de la disciplina mental requiere concentración. Debes saber lo que necesitas para ejercitar la autodisciplina y saber exactamente qué hacer. También debes asegurarte de que esta sea una parte regular de tu vida, y evitar las emociones negativas que surgen cuando no cumples tus promesas. A pesar de ello, no debes asumir demasiadas responsabilidades, especialmente si se trata de hacer cosas que son inusuales o incómodas, o si esto sacrifica tu ser natural. Debido a que el ejercicio de la autodisciplina requiere esfuerzo, y la fuerza de voluntad puede agotarse cuando se usa con frecuencia, debes concentrarte en las cosas que son más importantes o que tienen el mayor efecto.

Si sabes que no estás ejerciendo tu fuerza de voluntad, o si te das cuenta de que tu fuerza de voluntad ya está flaqueando, evita tomar decisiones significativas. Si es posible, retírate de situaciones que pondrían a prueba tu paciencia aún más de lo normal. Deja que tus pensamientos deambulen por sí solos cuando estés cansado. Una conciencia abierta permite que tu mente subconsciente se active, lo que significa que también trabajará en la tarea que te mantiene ocupado. El tiempo de inactividad es esencial, especialmente cuando tu trabajo requiere mucha concentración.

Entonces, ¿A qué le prestas atención? Debes ser consciente de aquello a lo que le prestas atención con regularidad, pues esto moldea tu estado de ánimo, tu mentalidad, tus decisiones y tus acciones.

Intenta lo siguiente: Configura las alarmas para varias horas del día o para cada intervalo de tiempo regular (por ejemplo, 1 hora, 2 horas, etcétera). Cuando el temporizador se apague, toma nota de aquello a lo que le estás prestando atención; aquello en lo que estás trabajando o que estás escuchando, mirando o haciendo. Anota lo que te hacen pensar estas cosas y cómo te hacen sentir. Evalúa si estos objetos de enfoque contribuyen negativa o positivamente a tu día o a tu vida en general. Ve si están alineados con tus valores más profundos y metas más importantes. Repasa lo que sueles hacer durante los puntos cruciales del día, como al levantarte por la mañana, a la hora del almuerzo, por la noche y antes de dormir. ¿A qué le prestas atención cuando abres los ojos por primera vez? ¿Qué es lo último que haces antes de cerrarlos? Examina tus hábitos de navegación web. ¿Por lo general, en qué tipo de publicaciones te enfocas? ¿A quién sigues en las redes sociales? ¿Cuáles son las publicaciones en las que piensas mucho después de haberlas leído en línea? ¿Qué pensamientos surgen cuando ves una imagen o lees un mensaje? Reflexiona sobre lo que has leído. ¿Cuáles son los libros que has leído recientemente? ¿Qué hay de aquellos que estás planeando leer? ¿Qué tipo de material de lectura consumes habitualmente? ¿Cuáles son los tipos de información que han permanecido contigo? ¿Puedes pensar en cómo han moldeado estos tus percepciones? 

Haz una lista de 10 a 20 ideas que consideres verdaderas. La lista puede incluir creencias acerca de ti mismo, como lo que puedes o no puedes hacer, lo que te mereces y lo que no. También podría incluir lo que crees que es la verdad sobre la vida, el trabajo o cualquier cosa que consideres importante. Piensa en cómo llegaste a estas creencias. ¿Qué o quién contribuyó a estas ideas? Escucha a tu crítico interior. ¿Qué es lo que escuchas normalmente? ¿Cuándo es ruidoso? ¿Cuándo hace silencio? Saber lo que está influyendo en ti te permite tomar decisiones intencionales sobre el tipo de información que consumes, ya sea que provenga de dentro o de fuera de ti. También puedes decidir buscar otra información en la cual centrarte. Recuerda que puedes elegir concentrarte en lo que apoya y contribuye a tus objetivos más importantes. Así que elimina las distracciones.

Cuando la mente está preocupada, los impulsos temporales dictan las opciones en lugar de las metas a largo plazo. Las personas distraídas tienen más probabilidades de ser tentadas. En un estudio, estudiantes que fueron instruidos para recordar un número de teléfono se volvieron 50% más propensos a elegir pastel de chocolate en lugar de frutas entre una bandeja de bocadillos que se les ofreció. Los compradores distraídos suelen comprar más cosas que no están en sus listas de compras. El siguiente ejercicio te ayudará a desarrollar tu capacidad para resistir las distracciones. Te ayudará a ser más consciente del impacto de tus decisiones.

1.Registra tus elecciones y observa sus repercusiones durante al menos un día entero. 

2.Reflexiona sobre si estas apoyaron tus metas o no.

3.Conociendo sus efectos, ¿continuarías haciéndolas al día siguiente, o no?

Recuerda que la mayoría de nuestras acciones se realizan en piloto automático. Concientizar tus acciones y las actividades que realizas a lo largo del día aumenta las posibilidades de hacer cosas que te ayuden a lograr lo que deseas, y disminuye las posibilidades de sabotear tus objetivos. Otro beneficio de darle seguimiento a tus decisiones es que entrenas tu mente para que preste más atención a las cosas que haces. Una mejor autoconciencia significa un mejor autocontrol.

Lo más importante en el ejercicio de la disciplina mental es saber qué es lo que quieres que suceda y estar siempre consciente de ello.

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