Cuando causa y efecto vuelven a estar juntas, ves que la iluminación es ahora.
No hay ninguna brecha de tiempo en la que debas esperar para que Dios te dé la salvación. Dios sería cruel si te hiciera esperar para ser feliz. La voluntad de Dios para ti es completa felicidad, ahora mismo. Entonces, para resumir: Invertir causa y efecto y ponerlas de nuevo juntas. Esto es la Expiación, el perdón total.
No existe ningún problema que no desaparezca en el poder de este momento.
Todo lo que tenemos que hacer es ir dentro y encontrar la respuesta de amor. Hay una respuesta que es tan profunda que puede traer verdad y sanación a todos y a la totalidad de este mundo.
Hemos estado buscándola por todas partes, excepto en el único lugar donde podemos encontrarla: DENTRO
Este momento se extiende hasta la eternidad. Es el ahora que se desarrolla pacíficamente y es para siempre. Es felicidad infinita, sin fin, sin límite. No le toca el miedo, la culpa o el sufrimiento de ningún tipo. No le toca nada excepto el amor.
Hay tanto aprecio cuando se experimenta algo por primera vez. No hay comparaciones porque, en el ahora en eterno despliegue, nosotros siempre somos nuevos.
Podemos regodearnos en él, fusionarnos plenamente con él. No hay referencias al pasado en él porque no encaja en la línea temporal. Es simplemente una sensación feliz de elevarse mucho más allá del tiempo y el espacio, como una meditación continua.
El milagro siempre presente del ahora es nuestra puerta hacia dentro, es nuestro pasadizo a Casa, es la experiencia de algo que siempre es nuevo, un sentimiento feliz, que te hace sentir ganas de cantar al mundo.
Es muy hermoso y también muy simple. Es tener permiso para fundirte cuando contemplas una flor, una mariposa, o un pájaro cantando en el árbol; es un sentimiento de contento que expresa: “Ah, sí, gracias; permíteme ser total”. De esto es de lo que hablaba san Francisco: solo estar en comunión. La aceptación de que todo es perfecto. Verdaderamente podemos permitirnos oler las rosas.
A través de la puerta del momento presente somos verdaderamente capaces de oír profundos mensajes de amor procedentes de dentro. Son ilimitados y eternos, porque la voz de la guía interna siempre está hablándonos de nuestra verdadera identidad y de nuestra unidad con todos y con todo.
Pero, para oírla, tenemos que atravesar la puerta e invitar a este guía profundamente amoroso a nuestras mentes y a nuestras vidas.