Las personas viven bajo el espejismo de creer que no existen si no están en redes sociales, viven buscando validación y adulación con sus selfies. A veces es bastante ridículo el ver las caras sexys que hacen las mujeres con tal de ganarse un like, como los hombres aprietan la panza y tensan los músculos intentando recibir su dosis personal de la droga en la forma de estimulo validatorio que le brindan sus amigos virtuales. Gente a la que no le importan, que ni les conoce, desocupados adictos a lo fatuo. Fotos de nalgas, pechos y piernas, solo les falta el letrero de se vende. Con razón tanta depresión, como podría ser diferente con una vida carente de propósito y sentido, donde el proyecto más importante en la vida es ver que pose o que cara se hace para la próxima selfie.
A esta sociedad paupérrima, narcisista, decadente y exhibicionista, con dedicación desmesurada a la imagen, a la apariencia en detrimento del Ser, le importa más como se ve para ganarse unos likes y asi engañarse con la idea de que le importa a alguien, que cultivarse, evolucionar aportando algo al mundo.
Desesperadamente se prostituye por la aprobación ajena, hombres musculosos, mujeres voluptuosas pidiendo la limosna de un like para un cuerpo decadente con una mente en descomposición debido a la falta de uso del cerebro, pordioseros de atención, mendicantes de validación, lastimeros payasos para diversión y estimulo de tarados mentales.
Esta sociedad de eunucos espirituales, no le dan ninguna importancia a su mundo interno, sólo esta focalizada en adquirir likes y dinero. Y la consecuencia de no tener un sentido del YO sólido, es que la vida les parece vacía y carente de significado. Viven en un estado de desolación, en un desierto árido y perpetuo.
